“Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar…”. Con estos versos del poeta andaluz Antonio Machado, destacados a modo de dedicatoria en un sencillo diploma de recuerdo, se homenajeó el pasado sábado a los primeros emigrantes de Nerva a Barcelona. El emotivo reconocimiento se llevó a cabo en un conocido restaurante del barrio de la Barceloneta coincidiendo con la celebración del encuentro de Nervenses por el Mundo en tierras catalanas por sexto año consecutivo.
Según informa Juan A. Hipólito, una de las personas encargadas de la organización del encuentro, en el que participaron 150 personas, Conchi Bretones leyó un pequeño pero emotivo texto en el que recordaba la llegada a Barcelona de estos emigrantes: “He llegado por fin a Barcelona. ¡Qué viaje más largo! Vengo a buscar trabajo porque en mi pueblo no tenía, y ¿de algo hay que vivir, no? Me han dicho que aquí hay mucho. La verdad es que me da igual de qué. El caso es trabajar. Seguro que peor que en la mina no voy a estar, la mina es dura, muy dura. Aquí tengo familia. De momento me voy a su casa. Es todo muy grande y extraño. Traigo 500 pesetas que me ha dado mi madre en el bolsillo y una maleta de cartón llena de ilusiones, esperanza y nostalgia, mucha nostalgia. He dejado atrás a mi familia, a mis amigos, mi paseo, mi fuente de la Reú, los colores de mi tierra. Ahora tengo que empezar una nueva vida. De momento sigo esperando en el andén”.
La revista Andalucía en la Historia del Centro de Estudios Andaluces tiene publicado un interesante dossier sobre la inmigración andaluza a Cataluña, coordinado por el profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, UAB, Martín Marín, bajo el título “La novena provincia. La emigración de andaluces a Cataluña”. En el mismo se relata cómo los primeros andaluces comenzaron a emigrar en la década de los años 40 en busca de un mejor porvenir, huyendo de una Andalucía sumida en la postguerra. Entre ellos iban muchos jóvenes nervenses, ahora octogenarios: Rafaela Bretones, Raquel Domínguez, Pedro Gallardo, Amalia Barea, José García, Pepa de la Osa, Carmen Calderón, Basi Sánchez, Gabriel Garrido, etc.
Al encuentro celebrado en Barcelona, al estilo del que se celebra en Nerva por el mes de agosto, acudieron muchos de los nervenses que participan en el grupo de Facebook Nervenses por el Mundo del que forman parte más de 5000 internautas. Entre ellos se encontraba Idalio Colinet que no dudo en volver a cruzar “el charco” para reunirse con sus paisanos en España. Colinet tiene ahora 73 años. A pesar de llevar toda la vida en el país sudamericano, sigue conservando su nacionalidad española como única patria reconocida. Su partida de Nerva en 1950, siendo tan sólo un crío, le quedó profundamente marcada. Ya lleva más de 100.000 kilómetros de viaje, entre encuentro y encuentro de nervenses por el mundo. En esta ocasión cumple la promesa hecha a Toni Camacho, cuando en el acto de entrega de la distinción al Emigrante del Año 2017 en Nerva le comentó que viajaría a Barcelona a celebrar uno de estos encuentros.
Tanto el alcalde de Nerva, José Antonio Ayala, como el administrador del grupo en Facebook, Juan Carlos Domínguez, coinciden en destacar la emoción con la que se viven estos encuentros en Barcelona. “Es puro nervensismo el que se respira en estas celebraciones. Es una emoción inenarrable la que se siente junto a estos paisanos que tuvieron que marcharse en busca de un futuro mejor. Aquí rehicieron sus vidas y crearon sus familias, pero siguen llevando en lo más hondo de sus corazones a su querida Nerva”, destacan.
En definitica, fue una jornada mágica cargada de puro nervensismo en tierras catalanas, donde volvieron a reencontrarse paisanos que solo pueden verse las caras una vez al año. Bailaron el pasodoble de Nerva, una y otra vez. Se quedaron sin voz gritando ¡viva Nerva! Se intercambiaron todo tipo de regalos: agua del río Tinto, tierras de Marismillas y Peña de Hierro. También sortearon otros obsequios, como el azulejo artístico de José Luis Montero, para recaudar fondos para el asilo de ancianas de Nerva, al que no olvidan a pesar de la distancia. Lo dicho, nervensismo, puro nervensismo en tierras catalanas.